
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
Es el sacramento que "tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad y vejez" (Catecismo, n. 1527). Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc. 6, 13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor (Catecismo, n. 1511). La unción de los enfermos, "con la que la Iglesia encomienda a los fieles gravemente enfermos al Señor doliente y glorificado, para que los alivie y salve, se administra ungiéndolos con óleo, y diciendo las palabras prescritas en los libros litúrgicos" (CIC, c. 998).
ORDEN SACERDOTAL
El Orden Sacerdotal es un sacramento que, por la imposición de las manos del Obispo, y sus palabras, hace sacerdotes a los hombres bautizados, y les da poder para perdonar los pecados y convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. El sacramento del orden lo reciben aquellos que se sienten llamados por Dios a ser sacerdotes para dedicarse a la salvación eterna de sus hermanos los hombres. Esta ocupación es la más grande de la Tierra, pues los frutos de sus trabajos no acaban en este mundo, sino que son eternos. La vocación al sacerdocio lleva consigo el celibato, recomendado por el Señor. La obligación del celibato no es por exigencia de la naturaleza del sacerdocio, sino por ley eclesiástica. La Iglesia quiere que los candidatos al sacerdocio abracen libremente el celibato por amor de Dios y servicio de los hombres. La Iglesia quiere a sus sacerdotes célibes para que puedan dedicarse completamente al bien de las almas, sin las limitaciones, en tiempo y preocupaciones, que supone sacar adelante una familia.
Este sacramento no depende de la Parroquia o el Párroco, es potestativo del Obispo y en nuestro caso del Señor Arzobispo y el Seminario en el caso Diocesano o de la Comunidad Religiosa en el caso religioso. Sin embargo tu actividad vocacional, sí, nace en la parroquia, tu vocación a la vida consagrada, sí, nace y debe verse y saberse en tu parroquia, tu párroco da un informe de lo que conozca de ti, por eso comienza tu búsqueda vocacional, tu inquietud vocacional en tu parroquia, colaborando en los grupos pastorales, en las actividades que en la parroquia sucedan, muestra tu fe a través del servicio a la comunidad, la Oración y tu inquietud vocacional.

